El principal componente del estaño es la casiterita, una piedra durísima, de gran peso al tiempo que de enorme fragilidad. Los ácidos no la atacan. Ptolomeo el astrónomo, al tiempo que calculaba la distancia entre las estrellas e intentaba oír la música de los planetas cuando mueren, también soñó con el lejano Occidens, con el extraño fin de la tierra ocupada por salvajes entregados a la vida de los instintos. Y más allá de ese límite de la tierra, el Océano nuestro, sintió unas islas pobladas por gentes felices, ínsulas de incalculable riqueza mineral. Estas islas pasaron a la historia de la geografía soñada como las Islas Casitérides, asi llamadas por la extraordinaria abundancia en estaño. Las mujeres de las islas sacaban a la luz con las manos la casiterita, delicada, dura, fuerte, frágil, que combinada con oxígeno crea el estaño. La belleza se reconoce inmediatamente, brilla en las manos de quien la recoge y la sabe ver. Bajo la tierra, entre rocas. Ofrecida como la casiterita las humildes hembras con paños a la cabeza y sudor cayendo a lomos por la cara. Con una azada a cuestas y con el mineral de su tierra, que era la mía, comenzó a hacer música del pacto entre la piedra y el metal. Como si llevase haciéndolo toda la vida. Como si fuera su cotidiana labor continuada en un telar futuro. Lo extraordinario sucede en la auténtica fusión y apertura: es ahí que la casiterita se revela y sube a la superficie. El arte se entrega a quien lo lleva dentro. Mucho antes e incluso más allá del reconocimiento público. El arte se entrega en intimidad a quién lo busca en soledad radical, en independencia absoluta, con autenticidad total, con pasión de vida y búsqueda de lo verdadero. Como a esta mujer autodidacta de la poesía del mundo, de las islas Casitérides, aprendiendo siempre, creando felicidad hermosa. La que anda entre mariposas, ajena a todo menos a lo que verdaderamente importa, recibiendo los mensajes preciosos del sueño. Esta que me hizo llorar fue la voz coral de las mujeres ancestrales nuestras y extrañas y extranjeras, libres por fin en la belleza extraordinaria de su Isla cantada por una hija futura. Ajrú, Sihá, Ullalai Isué el descomunal grito comunal. Poesía del cosmos. Sonido de la circulación de la sangre. Entendimiento más allá de las lenguas. Voz intrauterina. Inteligencia solidaria. Oyente del más allá. Avanzando con cajas y panderos al son de tu rock y reggae. Más allá de la modernidad entroncas con el pasado. El tiempo no existe. La vida a capella. Tocar como labrar en un pedregal milenario hasta sacar chispas de luz y entendimiento. Hasta saber quién se es. Hasta poder ser quien se sabe que es. Igualita que los antiguos. Placer creado. Mantra rabioso que hace entrar en trance para salir de sí. Coro de amiga. Avance cómplice. Amor siempre. Hacer los arreglos como zurcir con hilo de oro. Huracana y Giganta. Saber profundo. Poesía es Verdad, Música eres tú: generosa y libre Mujer de las Islas Casitérides.